La desesperanza es una sensación que nos provocan los pensamientos del tipo “no hay nada que yo pueda hacer”, “para qué intentarlo si sé que no saldrá bien”.

La desesperanza no es decepción ni desesperación. La decepción es la percepción de una expectativa defraudada, y la desesperación es la pérdida de la paciencia y de la paz, un estado ansioso, angustiante, que hace al futuro una posibilidad atemorizante.

La desesperanza es la percepción de una imposibilidad de lograr cualquier cosa, la idea de que no hay nada que hacer, ni ahora ni nunca, lo que plantea una resignación forzada y el abandono de cualquier posibilidad de cambio.

La desesperanza puede aparecer también en forma de apatía. Se trata de un estado de indiferencia, en el que un individuo no responde a aspectos de la vida emocional, social o física. 

Se sabe que ciertas sustancias químicas causan síntomas asociados con o desencadenantes de la apatía. La ausencia de dopamina en el cerebro puede ser una de las causas de la apatía.

¿Cuáles son las causas de la desesperanza?

– Baja autoestima.

– Vivencia de situaciones adversas o negativas que no se han sabido gestionar, integrar y/o procesar de la manera adecuada. Es lo que se conoce como desesperanza aprendida.

Ejemplo de desesperanza aprendida

Los participantes de un estudio se dividieron en tres grupos:

– Un grupo fue sometido a un ruido fuerte y desagradable, pero pudo terminar el ruido presionando un botón cuatro veces.

– El segundo grupo fue sometido al mismo ruido, pero el botón no funcionaba. 

– El tercer grupo no se sometió ningún ruido.

Al exponerlos de nuevo a otra situación similar, aquellos que no tenían un control sobre el ruido ni siquiera intentaron apagar el ruido, mientras que el resto descubrieron cómo apagar el ruido muy rápidamente.

Estrategias para superar la desesperanza aprendida

– Explorar el origen de la indefensión aprendida: Saber de dónde surge esta conducta aprendida ayuda a superar los sentimientos de pasividad ante los hechos.

– Encontrar esa zonas, áreas y aspectos concretos de su vida de las que sí tiene el control y que sea consciente de los resultados.

-Llevar a cabo ciertas conductas en las que no va a fallar y no hay posibilidad de error.

-Reforzar la autoestima.

-Modificar su lenguaje negativo interior y ciertos pensamientos nada realistas e irracionales.

-Establecer y marcar ciertas metas y objetivos fáciles de alcanzar e ir incrementando poco a poco y según se vayan consiguiendo la complejidad de ellos.

-Hacer una lista con todos los logros conseguidos y de las situaciones que la persona haya vivido y que hayan sido consecuencia de su iniciativa, esfuerzo y sus recursos.

El objetivo es encontrar formas de ir ganando capacidades de control  en las persona que han pasado por alguna experiencia que les haya hecho perder el control de su vida y eso les haya dejado la creencia que las cosas son así y no hay nada que hacer.

Marga Muñiz Aguilar