Los cuentos tradicionales no sólo transmiten sabiduría, sino que también pueden ser usados para mejorar la comprensión lectora de los pequeños de una manera amena y divertida.
En esta ocasión os traigo un cuento tradicional de Etiopía con el que podéis disfrutar pequeños y mayores. La versión en Euskera es de Contxi Urio Berasategi.
LA MUJER Y EL LEÓN
Según una antigua leyenda etíope, hace muchos años, en un poblado vivían un hombre y una mujer que estaban viudos, aunque todavía eran jóvenes. Todos los días, ambos iban al mismo pozo. Ella iba a sacar agua para las necesidades de la casa y él llevaba su ganado para abrevar.
Con el paso del tiempo se enamoraron y decidieron casarse. La alegría de la mujer fue grande cuando se fue a vivir a la casa de su nuevo marido porque éste tenía además un hijo, y ella no había tenido hijos con su marido anterior. La mujer le preparaba cada día su comida favorita y era muy amable con él, pero el niño todavía lloraba la muerte de su madre y se mostraba enfadado con la nueva mujer de su padre, rechazando sus muestras de afecto. A pesar de todos los intentos de la mujer por hacerse querer, el niño la ignoraba. Incluso se negaba a dirigirle la palabra.
Transcurrido un tiempo, la mujer, llena de decepción y tristeza, fue a buscar la ayuda de un hechicero que vivía en una colina cercana.
-¡Por favor, prepárame una poción de amor para que el hijo de mi marido me quiera! suplicó la mujer muy angustiada.
-Puedo preparártela -le contestó el hechicero- pero los ingredientes son muy difíciles de obtener. Debes traerme tres pelos del bigote de un león vivo.
La mujer suplicó que le pidiera otra cosa porque aquello le parecía imposible de conseguir ya que, al acercarse, el león la devoraría. Pero el hechicero insistió en que ésa era la única forma de conseguir lo que quería.
Se fue afligida pero dispuesta a intentarlo, porque era mucho lo que ya quería a aquel niño. Con el nuevo día, cogió un cuenco con abundante comida y se dirigió a un lugar donde vivía un león muy grande. Y esperó. Pasado un tiempo, lo vio venir. Al oír su rugido, dejó caer el cuenco y huyó.
Al día siguiente fue otra vez con más comida al lugar donde vivía el león, esperó a que apareciera y dejó el cuenco en el suelo antes de marcharse.
Cada día le dejaba más cerca la comida y esperaba un poco más antes de irse.
En cierta ocasión decidió esperar a que el león comiera la carne para mirarle desde la distancia. Otro día se puso lo bastante cerca como para poder oír su respiración y, al cabo de un tiempo, se acercó tanto que podía olerlo. Siempre le decía palabras suaves y amables. Después de mucho, mucho tiempo, consiguió quedarse cerca de él mientras comía.
Y llegó el momento en que el león se mostró tranquilo en su presencia; se estiraba y dejaba que le acariciase el lomo, pareciendo relajado y feliz. Así que la joven mujer decidió que había llegado el momento de cumplir con su objetivo. Y un día, mientras acariciaba la cabeza del león y le hablaba suavemente, tomó tres pelos de su bigote sin que el león lo notara.
-Gracias, querido amigo -le dijo llena de alegría-. Entonces se fue directamente a la colina para dárselos al hechicero.
-Aquí tienes, te he traído los pelos de un león vivo -anunció entregándolos al hechicero, que estaba sentado fuera de su cabaña frente al fuego.
-Ya veo que los tienes -dijo el hechicero sonriendo, mientras examinaba los tres pelos.
E inmediatamente, ante la mirada atónita de la mujer, los tiró al fuego.
-Pero, ¿qué has hecho? -le gritó ella. ¡Eran para la poción de amor que me ibas a preparar! ¿Sabes lo difícil que ha sido para mí conseguirlos? He necesitado meses para ganarme la confianza del león.
-¿De verdad crees que el amor y la confianza de un niño pueden ser más difíciles de conseguir que los pelos de un animal salvaje? -le preguntó el hechicero.
La mujer comprendió enseguida lo que el hechicero trataba de decirle. Gracias a su paciencia y constancia a lo largo de los meses y a sus formas suaves de acercarse al león, se había ganado la confianza del fiero animal. Así que a partir de ahora se acercaría al niño poco a poco, respetando sus necesidades y sus sentimientos; sin imponerle nada, pero sin por eso abandonar su propósito.
Después de un tiempo, el niño empezó a recibir de buen grado las muestras de amor de la mujer, hasta que finalmente la aceptó como su madre y la dejó entrar en su corazón.
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Reflexiones para los más pequeños:
* EL VALOR DE LA AMABILIDAD.
Proverbio: Si quieres tener amigos, has de mostrarte amigo.
A veces resulta difícil hacer amigos; o cuando se tienen, es posible que algún enfado nos aleje de ellos. Ser amable y paciente con los demás, como hizo la mujer con el león, puede ser la solución.
Reflexiones para los mayores:
*EL VALOR DE LA PACIENCIA.
Así como hizo con el león, la mujer debía acercarse al niño poco a poco, esperando pacientemente que echara fuera la tristeza, la soledad y el dolor que le había provocado la muerte de su madre; respetando su actitud y su territorio… hasta que la aceptara en su corazón.
En nuestra cultura cada vez se hace más presente la búsqueda de resultados y soluciones rápidas. Sin embargo, en la naturaleza todo tiene su ritmo: el sol nunca le dice a la luna que se dé prisa para completar su ciclo, ni las estaciones se atropellan unas a otras de forma precipitada.
Todo tiene su tiempo. Cuando se planta una semilla de calabaza no sale de inmediato, de manera que si alguien se sienta a ver cómo crece cada día, cada hora, cada minuto, su crecimiento le resultará imperceptible. Pero si se tiene paciencia, después de un tiempo saldrá la calabaza.
Y lo mismo ocurre con las personas. A pesar de que los resultados no se vean de inmediato, con paciencia, amor y perseverancia, aunque se hagan esperar, como le ocurrió a la mujer con el león, terminan por llegar.
ETIOPÍA
La República Democrática Federal de Etiopía está situada en el llamado Cuerno de África (ubicar en un mapa de África). Entre todos los países africanos fue el único que conservó su independencia cuando los países europeos se repartieron África en el siglo XIX. Su capital es Addis Abeba y el idioma oficial el amárico.
En Etiopía se utiliza el calendario juliano, que tiene siete u ocho años de retraso respecto al calendario que usamos en Occidente. El año nuevo etíope se celebra el 11 de septiembre. En el caso de los años bisiestos, la fiesta se celebra el 12, así que el 12 de septiembre de 2007 fue el primer día del nuevo milenio para Etiopía.
Etiopía es cuna de grandes atletas, especialmente de corredores de fondo. Abebe Bikila fue el primer atleta etíope en ganar una medalla de oro. Ocurrió en los Juegos Olímpicos de Roma y ganó la maratón (42 kilómetros) corriendo descalzo.
PREGUNTAS PARA MEJORAR LA COMPRENSIÓN LECTORA
1.- ¿Puedes localizar en el mapa de África una zona que parece un cuerno?
2.- Hay muchos animales que tienen cuernos ¿Cuántos puedes recordar?
3.- ¿Sabes lo que significa ser viudo o viuda?
4.- ¿Por qué dice que eran viudos aunque todavía jóvenes?
5.- ¿Cuándo se suelen quedar viudas las personas? ¿Por qué?
6.- ¿Has visto alguna vez un pozo? ¿Para qué sirven? Pincha aquí si quieres saberlo.
7.- ¿Por qué iba ella cada día a sacar agua del pozo?
8.- El ganado es el conjunto de animales criados por el ser humano para producir carne, leche y sus derivados. Pincha aquí para verlo.
9.- ¿Cuántos productos derivados de la carne puedes mencionar?
10.- ¿Y cuántos puedes mencionar derivados de la leche?
11.- Aunque nunca hayas escuchado la palabra “abrevar” ¿puedes imaginar lo que significa, si dice que el hombre llevaba cada día su ganado al pozo para abrevar?
12.- ¿Puedes expresar con otras palabras cómo se sentía el niño cuando dice que todavía lloraba la muerte de su madre? ¿Tú te has sentido alguna vez así? ¿Cuándo?
13.- El niño se mostraba enfadado con la nueva mujer de su padre y rechazaba sus muestras de afecto. ¿Cómo te muestran su afecto tu madre, tu padre, otras personas que te quieren? ¿Cómo lo haces tú?
14.- Como el niño estaba enfadado con ella, la ignoraba y no le hablaba. Y tú, ¿qué haces cuando estás enfadado/a con alguien? ¿Se te ocurre alguna forma diferente de solucionar los enfados?
15.- ¿Por qué pidió ayuda la mujer al hechicero?
16.- ¿Dónde vivía el hechicero? Donde tú vives ¿hay colinas o montañas? Tal vez no haya ni una cosa ni otra. ¿Cómo es el lugar donde tú vives?
17.- ¿Qué le pidió el hechicero para preparar la poción?
18.- ¿Por qué eran tan difíciles de obtener los ingredientes?
19.- Aunque la mujer pensó que le pedía algo imposible, decidió intentarlo. ¿Por qué?
20.- La mujer cada día le dejaba la comida más cerca y esperaba más tiempo antes de irse, así que fue muy paciente. ¿Tienes tú mucha paciencia? ¿Para qué necesitas ser más paciente?
21.- Finalmente, gracias a su constancia, la mujer consiguió su objetivo. ¿Cuál era ese objetivo? ¿Recuerdas algún objetivo que hayas conseguido gracias a tu constancia?
22.- ¿Qué hizo el hechicero cuando la mujer le entregó los pelos del león vivo? ¿Por qué se quedó mirando atónita? ¿Alguna vez te has quedado así de sorprendido/a por algo?
23.- ¿Por qué tiró el hechicero los pelos al fuego?
24.- ¿Qué comprendió la mujer al escuchar las palabras del hechicero?
25.- La mujer finalmente consiguió el objetivo que se había propuesto, aunque de una manera que no esperaba. ¿Tienes algunos objetivos o metas que te gustaría alcanzar? ¿Crees que tú también podrás conseguirlos, como la mujer del cuento?
Seguro que sí. Cuestión de paciencia y constancia.
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EMAKUMEA ETA LEHOIA
Etiopiako elezahar batek dio, orain dela urte asko bizi zirela herri batean gizon eta emakume bat. Biak alargunak ziren, baina, hala ere, gazteak.
Egunero joaten ziren putzu batera ur bila: emakumeak etxeko lanak egiteko ateratzen zuen ura eta gizonak abereak eramaten zituen ura edatera. Denborak aurrera egin ahala, maitemindu egin ziren eta ezkontzea erabaki zuten. Oso pozik joan zen emakumea senar berriaren etxera. Gizonak, gainera, seme bat zuen, eta emakumeak ez zuen haurrik izan aurreko senarrarekin.
Egunero prestatzen zion emakumeak senarrari bere gustuko janaria eta oso ondo portatzen zen berarekin. Hala ere, haurrak hildako amaren falta sentitzen zuen, haserre zegoen bere aitaren emazte berriarekin eta baztertu egiten zuen.
Bihotzez saiatzen zen emakumea haurraren maitasuna lortzen, baina haurrak ez zion hitzik egiten ere.
Denbora pasa zenean, etsipen eta tristuraz beteta, laguntza eske joan zen gertuko muino batean bizi zen belagile batengana.
- Mesedez, presta iezadazu maitasun edabe bat nire senarraren semeak maite nazan! – eskatu zion emakumeak, zeharo larrituta.
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Prestatu dezaket – erantzun zion belagileak – baina osagarriak oso zailak dira aurkitzen. Lehoi bizi baten biboteko hiru ile ekarri behar dizkidazu.
Emakumeak erregu egin zion, mesedez, beste gauza bat eskatzeko, osagai hori lortuezina iruditzen zitzaiolako, zeren eta lehoiak jango baitzuen. Baina belagileak esan zion hori zela modu bakarra nahi zuena lortzeko.
Kezkatuta irten zen emakumea bertatik. Hala eta guztiz ere, prest zegoen saiakera egiteko, honez gero, asko maite zuelako mutikoa. Egunsentian, janariz betetako katilu bat hartuta, lehoi handi baten zulora joan zen eta bertan itxaron zion. Denbora batez itxaroten egon ondoren, lehoia zetorrela ikusi zuen, baina bere orroa entzun zuenean, katilua bota eta ihes egin zuen.
Hurrengo egunean, berriz joan zen lehoiaren zulora, lehoia noiz etorriko itxaron zuen eta lurrean utzi zuen katilua alde egin baino lehen.
Egunero hurbilago uzten zion janaria eta pixka bat gehiago itxaroten zuen alde egin baino lehen.
Behin batean, lehoiak janari guztia bukatu arte ez zuela alde egingo erabaki zuen, eta horrela, urrutitik behatuko zuela. Beste egun batean, bere arnasa entzun ahal izateko bezain gertu jarri zen, eta geroago, bere usaina sumatu ahal izateko bezain gertu. Hitz gozoak eta atseginak esaten zizkion beti. Denbora asko pasa ondoren, lehoia jaten ari zen bitartean, berarekin gelditu zen.
Eta, azkenean, lasai azaldu zen lehoia bere aurrean. Handik aurrera, nagiak ateratzen zituen lehoiak emakumeak bizkarra laztantzen zion bitartean. Lasai eta pozik zirudien. Orduan, bere helburua betetzeko unea zela pentsatu zuen emakumeak. Egun batean, lehoiaren burua laztantzen ari zen bitartean eta hitz gozoak esaten ari zitzaizkion bitartean, lehoiaren biboteko hiru ile hartu zituen.
- Eskerrik asko, lagun maitea – esan zion pozik – eta bizkor joan zen belagilearengana hiru ileak eramatera.
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Hemen dituzu, lehoi bizi baten ileak ekarri dizkizut – esan zuen – eta etxeko su aurrean eserita zegoen belagileari eman zizkion.
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Ikusi dut, bai, badituzula – esan zion irribarre batez belagileak, hiru ileak aztertzen zituen bitartean. Eta berehala, emakumea txunditurik utzita, sutara bota zituen.
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Baina, zer egin duzu? – oihukatu zion emakumeak – Egin behar zenidan maitasun edabea prestatzeko ziren! Ba al dakizu zenbat kostatu zaidan lortzea? Denbora asko behar izan dut lehoiaren konfiantza lortzeko.
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Benetan uste al duzu haur baten konfiantza animalia baten ileak lortzea baino zailagoa dela? – galdetu zion belagileak.
Berehala ulertu zuen emakumeak belagileak adierazi nahi ziona. Hilabetetan zehar izan zituen pazientzia eta irmotasunari esker eta lehoiarengana hurbiltzeko izan zuen modu eztiari esker lortu zuen piztiaren konfiantza. Horregatik, hemendik aurrera, poliki-poliki hurbilduko zen mutikoarengana, bere beharrak eta sentimenduak errespetatuko zituen, kezkarik gabe; baina, hori bai, bere helburua ahaztu gabe. Denborarekin, haurra emakumeak adierazten zion maitasuna onartzen eta bereganatzen hasi zen. Azkenean, benetako ama balitz bezala hartu zuen bere bihotzean.
Gaztetxoentzako gogoetak:
- ADEITASUNAREN GARRANTZIA.
Esaera zaharra: lagunak nahi badituzu izan, lagun moduan azaldu behar zara.
Zaila izaten da batzutan lagunak egitea, eta beste batzutan, haserre batek urrundu egiten zaitu beraiengandik. Adeitsu eta hurbilekoa izatea izan daiteke konponbidea. Emakumea lehoiarekin portatu zen bezala.
Zaharragoentzako gogoetak:
PAZIENTZIAREN GARRANTZIA.
Lehoiarekin egin zuen bezala, horrela hurbildu beharko zen emakumea haurrarengana, poliki-poliki, amaren heriotzak eragin zion tristura, bakardadea eta mina kanporatu arte; beti ere, bere jarrera eta espazioa errespetatuz… Haurrak bere bihotzean onartu arte, hain zuzen.
Gure kulturan gero eta azkarrago nahi ditugu aurkitu emaitzak eta konponketak. Dena dela, denak dauka bere erritmoa naturan: eguzkiak ez dio sekula esaten ilargiari bizkor ibili behar duela aldia bukatzeko, eta urtaroek ere beren erritmoa jarraitzen dute. Kasu guztietan, denbora behar izaten da. Kuia hazia ereiten dugunean, ez da berehala ateratzen. Egunero eseriko bagina haziaren aurrean nola hazten den ikusteko, ez ginateke hazkuntzaz konturatuko. Baina, pazientzia baldin badaukagu, eta denbora pasa ondoren, kuia hazi egingo da.
Eta gauza bera gertatzen da pertsonekin. Emaitzak berehala ikusten ez baditugu ere, pazientziaz, maitasunez eta iraunkortasunez, ailegatuko dira. Gauza bera gertatu zitzaion emakumeari lehoiarekin.
ETIOPIA
Etiopia Herri Errepublika Demokratikoa ipar-ekialdeko estatua da, Afrikako Adarrean dagoena (kokatu Afrikako mapa batean). Afrikako herrialde guztien artean, Etiopia da independentzia mantendu zuen bakarra, Europako estatuek Afrika bere artean banatu zutenean XIX. mendean. Hiriburua Addis Abeba da eta hizkuntza ofiziala armarikoa.
Etiopian juliotar egutegia erabiltzen da. Egutegi horrek 7/8 urteko atzerapena dauka mendebaldean erabiltzen dugun egutegiarekin alderatuta. Urteberria irailaren 11n ospatzen dute. Urte bisiestoetan, irailaren 12an ospatzen da jaia; beraz, 2007ko irailaren 12a izan zen etiopiarrentzat milurteko berriaren lehen eguna.
Atleta bikainak jaio dira Etiopian, batez ere, iraupeneko lasterkariak. Abebe Bikila izan zen urrezko domina irabazi zuen lehen atleta etiopiarra. Erromako Joko Olimpikoetan gertatu zen, eta maratoia (42 km.) irabazi zuen, lasterketa guztia oinutsik egin ondoren.
Un comentario
Muy cierto y muy útil esta historia si se sabe aplicar, graciasssss