La diferencia entre ambos términos es que un deseo es un anhelo vago y pasivo («quiero estar en forma»), mientras que un propósito es una intención activa que se convierte en una meta concreta con un plan de acción, esfuerzo y compromiso («haré ejercicio 3 veces por semana para lograrlo»), requiriendo visión, razones sólidas y seguimiento, a diferencia del deseo que se agota sin acción. 

Deseo (Lo que quieres)

  • Naturaleza: Anhelo, sueño, algo que te gustaría que sucediera.
  • Control: Percibido como más lejano, dependiente de la suerte o el azar.
  • Acción: Generalmente no implica un plan concreto, se queda en el aire.
  • Ejemplo: «Desearía tener más dinero» o «Quiero ser más feliz». 

Propósito (Lo que harás)

  • Naturaleza: Decisión firme, fuerza interna, aspiración que se convierte en meta.
  • Control: Depende de tu esfuerzo, organización y planificación.
  • Acción: Requiere un plan específico, pasos medibles y compromiso diario.
  • Ejemplo: «Ahorraré X cantidad cada mes» o «Leeré un libro cada semana», con pasos definidos para lograrlo. 

Cómo pasar del deseo al propósito

  1. Define una visión clara: Visualiza qué significa lograrlo.
  2. Encuentra tu «por qué»: Define las razones fuertes que te impulsarán.
  3. Crea un plan: Divide la meta en pasos pequeños y alcanzables.
  4. Comprométete y actúa: Realiza acciones diarias para avanzar.
  5. Evalúa y ajusta: Revisa tu progreso y modifica el plan si es necesario. 

En resumen, el deseo es el punto de partida, pero el propósito es el camino estructurado y la acción que te lleva a la realidad, transformando un anhelo en un logro tangible para el Año Nuevo. 

Sin embargo, tienes que saber que un porcentaje altísimo de personas que se proponen objetivos siguiendo estos consejos tampoco lo consiguen.

Una de las razones es porque esas metas no son realmente suyas. Se trata de metas que creen que «deberían» alcanzar para cumplir con las expectativas de la sociedad o de alguna persona en particular.

En otras ocasiones existen heridas o memorias del pasado que se convierten en barreras del subconsciente que los desvían del objetivo, impidiendo que avancen hacia el cambio que desean.

Solamente cuando los deseos de cambio están en sintonía con su propósito de vida lograrán la fuerza para conseguirlo. En caso contrario, cualquier propósito se convierte en una lucha constante y si consiguen alcanzarla le deja una sensación incomprensible de frustración y vacío.

Recuerda, 2026 será diferente solamente si haces algo diferente.